08/06/2009

D
esde muy temprano ya estaba despierta (la verdad no había dormido bien desde el sábado) y me preparé para ir al colegio a tomar el penúltimo examen del año escolar, para mi suerte era inglés y no tenía que estudiar.

Cuando llegué me dirigí directamente al aula, aun no habia entrado nadie y todavía pensaba en la noticia que mi padre nos dio, la decisión la teníamos mi madre y yo, y de lo que dijéramos dependía la decisión de mi padre. Aún faltaban unos pocos minutos para el examen pero yo ya estaba sentada…

– ¿Mary? –me preguntó Dylan al verme inmersa en mis pensamientos–.
– ¡Hola Dylan! ¿Cómo estás? –dije extrañada, no me di cuenta cuando había entrado–.
– Yo bien, pero y tú, ¿Te pasa algo?
Noté algo de preocupación en su expresión. No podía decirle en ese momento lo que realmente me pasaba: me mudaría y probablemente no lo volvería a ver jamás. No sabía como él lo fuese a tomar, decidí callar por el momento.
– No, estoy bien –fingi una sonrisa–.
– ¿Y por qué tan pensativa?
– Sólo estoy preocupada por el examen, no me preparé lo suficiente.
Dylan me conocia bastante bien y sabia cuando mentia y sabia que nunca habia tenido problemas con el idioma ingles, y sin embargo decidio no indagar mucho.
– ¿Que tú, Mary Eibar Alamo, no estas preparada para un examen? Bueno, supongo que hasta a los genios se les perdona que un día no estén listos –sonreí por la manera en que lo dijo–. Si quieres puedes copiar de mi examen –añadio–.
– Sabes que odio hacer trampas.
– Si, lo sé, pero tan sólo no quería que te fuera mal.

No habia terminado el de hablar bien cuando sonó la campana. Dylan estaba sentado en la silla a mi derecha, se calló y se sentó bien. Yo también callé.
Dure mucho en terminar, no lograba concentrarme bien para llenar el examen. Cuando salí me topé con Azul, la chica exaltada de la clase, tan sólo nos preguntamos como nos había ido, la conversación no pasó de ahí. Luego me fijé que Dylan estaba sentado en uno de los bancos (lugar donde soliamos juntarnos). Me miro fijamente, como si me estuviera llamando con la mirada, me dirigí a donde estaba.

– ¿Quieres ir a la heladeria esta tarde? –preguntó inmediatamente llegué–.
– No puedo. Sabes que sí me gustaría, pero tengo que estudiar para el examen de mañana.
– Eso lo sé, también tengo que estudiar, pero pensé que podíamos sacar un rato para liberar la mente.
– ¿Que tal si lo dejamos para mañana en la tarde? Así ya no tendremos nada por lo cual procuparnos.
– Esta bien –sonrió–, bueno, ya me tengo que ir, hablamos luego Mary; te cuidas.

Me dio un beso en la mejilla antes de irse, yo me quedé petrificada sin poder decir palabra alguna. En ese momento me di cuenta que si me mundaba lo hecharia de menos.

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El próximo capítulo será publicado "INDETERMINADO".

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